Carta de Dios a Maduro
Sabes
que por ser Dios me encuentro en todas partes. Me calé completico tu
discurso de memoria y cuenta, cumpliendo con mi deber ineludible de ser
omnisciente. En un determinado punto –frente a las adversidades que se
le avecinan al país por la crisis de los precios del petróleo– te oí
decir, haciendo uso de tu libre albedrío: "Dios proveerá"
Mi
muy querido y predilecto hijo pródigo: Sabes que por ser Dios me
encuentro en todas partes. Me calé completico tu discurso de memoria y
cuenta, cumpliendo con mi deber ineludible de ser omnisciente. En un
determinado punto –frente a las adversidades que se le avecinan al país
por la crisis de los precios del petróleo– te oí decir, haciendo uso de
tu libre albedrío: "Dios proveerá".
Mi pequeña y hermosa criatura. Yo ya
proveí. ¿Es que acaso no te has dado cuenta? Te explico, mi estimado
moldeado del barro primigenio: El día que creé a Venezuela la coloqué en
la zona tropical, para que los rigores del invierno y las nieves no les
acosaran y el sol brillara todo el año.
Sin embargo, les puse los Andes con
nieves perpetuas para que los maracuchos tuviesen donde pasar frío y
usar guantes y gorritos tejidos con orejeras. Las tierras de que les
doté son fértiles casi todas. Los llanos son propios para una buena
ganadería. En las selvas costeras tienen el mejor Cacao del planeta y
donde cultivar un excelente café. Les di tierras productivas en el sur
del Lago, en los Andes, en toda la zona central.
Muchos ríos les hice, para que nunca les
faltara el agua. Es más, puse dos bien caudalosos uno al lado del otro,
para que usaran uno para producir electricidad y el otro -navegable-
para que saquen los productos de exportación mineral, que además los
coloque al ladito del río para que no hagan mucho esfuerzo en sacarlos.
Les di playas maravillosas para que
lleven turistas: Margarita, Los Roques, Morrocoy y la Gran Sabana con su
Salto Ángel para que se sintieran maravillados y orgullosos de lo que
son.
En el subsuelo les puse las reservas
petroleras más grandes del planeta. Tienen también oro, aluminio,
bauxita, diamantes y tantas cosas más. Hijito bello: les mandé mensajes,
les mandé personas, les envié inspiración: Bello, Bolívar, Vargas,
Miranda, Gallegos, Reverón, Picón Salas, el Maestro Abreu, Zapata,
Andrés Eloy, Soublette, Convit, Cabré, Davalillo, Lauro, Simón Díaz,
Dudamel... (La lista es larga y mis caracteres no son eternos) y hasta
Uslar con un mensaje: transformen el petróleo en otras formas de
riqueza, siémbrenlo.
Tesoro hermoso de mi corazón. Como si lo
anterior fuese poco, les acabo de enviar 15 años de la bonanza
petrolera más grande que ha conocido la historia de la humanidad.
Multiplica, bebé: dos millones y medio de barriles diarios X 100 X 30 X
12 X 15.
El resultado es el dinero que les envié, para que convirtieran a Venezuela en un Paraíso Terrenal de abundancia y progreso.
Les di todo, Nicolás del alma mía,
hijito tierno de mi corazón: ¿Cómo te atreves a decirme que "Dios
proveerá"? Mira, si en algún proyecto tenía yo esperanzas era en
Venezuela. Les va a costar mucho que yo entienda cómo convirtieron una
de mis mejores obras en esta ruina.
Lo siento, hijo, tengo que decirte que tu petición a las finanzas celestiales también ha fracasado.
Mira, te doy un consejo, así de panita:
sienta en una mesa a Pedro Palma, Asdrúbal Oliveros, José Guerra,
Orlando Ochoa y a Luis Vicente León al que tanto mientas y diles que te
den una lista de 10 acciones urgentes para salvar al país de la debacle
que le sobreviene y párales bola, que te lo digo Yo, que ya veo lo que
viene y no por ser Dios, sino por puro sentido común.
A pesar de todo, te amo.
DIOS
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