El
hombre aparece cada vez más inseguro. Está siendo desbordado por los
acontecimientos. Nunca fue buen imitador de su "padre" a la hora de
tomar la palabra, y el tiempo lo ha hecho más evidente. Niega la
realidad, se refugia en batallas ocurridas hace más de cien años de las
cuales está a buen resguardo. Toca la tecla del patriotismo para tratar
de ganar apoyos. El pan está cada vez más escaso y caro y el circo es de
peor calidad.
Sabe que los dólares cada día que pasa
son menos. Cuando el descenso de los precios del barril ya era una
tendencia, por ahora, irreversible, aseguró que su gobierno no tendría
problema alguno por eso.
Que el presupuesto de la revolución
estaba blindado. Al parecer dicho blindaje era de hojalata pues días más
tarde anunció un recorte de 20% en los gastos suntuarios. El que
existan dichos gastos ya es una burla para la mayoría de los venezolanos
que viven padeciendo su mal gobierno.
Esta semana afirmó que el dólar paralelo
"en la realidad económica venezolana no existe". Resulta que su partido
aprobó una ley según la cual quedaba prohibido a los medios de
comunicación informar del valor del dólar paralelo.
A lo anterior se agrega que el propio
Maduro dijo hace algo más de un año que le iba a torcer la muñeca a
dicho dólar, mientras que su entonces ministro de Energía aseguró que lo
volverían polvo cósmico. El que se está convirtiendo en polvo cósmico
es el bolívar en el bolsillo de los trabajadores. Quien aseguraba que el
precio del barril no le quitaba el sueño, ahora denuncia un cerco
financiero, y dice que la banca internacional no le quiere prestar.
Es lógico que no lo haga, que tengan
recelo en darle un dólar a un gobierno que, al igual que el de su
predecesor, ha dilapidado una enorme cantidad de miles de millones de
dólares, dinero derrochado y robado en buena medida. Nunca olvidemos la
denuncia de Jorge Giordani.
Ante semejante problemón tiene más de
una semana recordando batallas. Habla de la de Urica pero pierde la de
la inflación; recuerda el triunfo de Ayacucho pero es derrotado por la
escasez. Rememora la de Santa Inés y sus generales no son capaces de
ganarle una a los malandros.
El miércoles aprovechó la decisión del
Senado de Estados Unidos para apelar al patriotismo. Nosotros no estamos
de acuerdo con que ningún país se inmiscuya en los asuntos de otro y la
nación que preside Barack Obama no tiene autoridad moral para estar
reclamando el cumplimiento de los derechos humanos a nadie, pero ese
gobierno no se metió con Venezuela sino que señaló a algunos
funcionarios de la administración de Maduro por violar los derechos
humanos.
Tampoco hizo falta que Lilian Tintori
hiciera lobby en ese país, como afirmó el presidente. Todo el mundo que
se interesó por lo que ocurrió en Venezuela, a partir de febrero, pudo
observar la desproporcionada represión que ejerció el gobierno de Maduro
en la cual participaron grupos paramilitares que actuaron con total
impunidad y apoyo de las autoridades.
Esa represión generó violaciones a los
derechos humanos, algunas se mantienen como la que reportamos el pasado
martes en este diario del estudiante Gerardo Carrero, quien tiene muchos
días sin ver la luz del sol. De esta y otras irregularidades se debería
ocupar el Presidente y no estar amenazando a Obama, amenazas que por
cierto el presidente estadounidense las ignora olímpicamente.
No está demás recordar que en la propia
Constitución nacional se establece que los delitos contra los derechos
humanos no prescriben. El Presidente y quienes lo acompañan en su
gobierno harían mejor en ocuparse de enderezar la economía y de juzgar a
quienes cometieron excesos durante la represión. El circo se les está
acabando.
@XabierCosco
Tal Cual Digital
No hay comentarios:
Publicar un comentario