Siempre original y autentica la maravillosa VENEZOLANA, CAROLINA HERRERA, presento en la semana de la Moda en Nueva York , su colección.
El cinetismo de Carlos Cruz-Díez y Jesús Soto fueron la principal inspiración para Carolina Herrera en su más reciente desfile durante la Semana de la Moda de Nueva York.
EL UNIVERSAL
martes 10 de septiembre de 2013 12:00 AM
Diez, era fácilmente identificable en los trajes que la diseñadora creó para su colección Primavera-Verano 2014.
Carolina Herrera hizo lo que sabe hacer, aprovechar las texturas y los colores con la intención de que, esta vez, jueguen con el movimiento, tal como ocurre en las obras de Soto y Cruz-Diez. El resultado fue un desfile lúdico con múltiples texturas y colores, aunque siempre imponiendo la elegancia que caracteriza la propuesta de la venezolana.
Según la reseña del periodista Mateo Sancho Cardiel de la agencia Efe, la colección que Herrera presentó en la pasarela del Lincoln Center, "no jugó con grandes volúmenes ni patronajes especialmente llamativos, sino con la ilusión óptica de una tela moviéndose sobre la anterior, de una viscosa dinámica que alumbraba una mujer de sensualidad estilizada y una pedrería que provocaba un espectáculo de sombras chinescas".
Ocurrió como siempre: Carolina Herrera cautivó completamente, sin recurrir a esos trucos visuales exagerados de otros diseñadores. Impactó con sutil innovación, presentando piezas perfectamente utilizables y no sólo útiles para llamar la atención de las cámaras en los desfiles.
Para sus piezas, la venezolana recurrió a telas que permiten el movimiento y la superposición de texturas. Usó rasos, gasas, organzas de seda y algodones. Según describió Sancho Cardiel, "la fluidez de su colección estableció exquisitos puentes de transición entre tendencias a priori yuxtapuestas".
Además de los juegos de luz, color y movimiento, el desfile impactó por la variedad de piezas que presentó la diseñadora venezolana radicada desde hace décadas en Nueva York. En el desfile, llevó a la mujer a disfrutar del verano con sombreros tipo pamela, de ala ancha con las líneas cinéticas ocultas del sol, y bikinis sin escotes exagerados que recurrían a transparencias que, sin embargo, revelaban poco. También mostró desde piezas casuales hasta los más elegantes trajes de noche.
El look de sus modelos -lideradas por Karlie Kross- fue discreto. Todas llevaban el cabello recogido, igual que la diseñadora, quien salió a saludar con su imperturbable look de camisa blanca y falda negra.
Al desfile asistieron personalidades como Uma Thurman, Christina Ricci, Dita Von Teese y Michelle Dockery. GCH.
Carlos Cruz-Diez
(Caracas, 1923) vive y trabaja en París desde 1960.Sus inicios se remontan al Movimiento Cinético de los años 50 - 60. El desarrollo de su reflexión plástica ha modificado las nociones sobre la percepción del color en el arte. La propuesta de Carlos Cruz-Diez se fundamenta en el color concebido como una realidad autónoma, desprovista de anécdotas, que evoluciona en el tiempo y el espacio reales sin ayuda de la forma y aún sin necesidad de soporte.
La proposición artística de Carlos Cruz-Diez se fundamenta en sus ocho investigaciones que ponen de manifiesto los diferentes comportamiento del color: Couleur Additive, Physichromie, Induction Chromatique, Chromointerférence Transchromie, Chromosaturation, Chromoscope y Couleur dans l’espace.
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JESUS SOTO
Para Jesús Soto, la divinidad no tenía cuerpo humano, sino que era
luz. Esa fue la premisa que guió el trabajo artístico del creador nacido
el 5 de junio de 1923 en Ciudad Bolívar. El miércoles hubiera cumplido
90 años. La fecha coincide no sólo con los homenajes que le dedica el
museo que lleva su nombre en su ciudad natal, sino también con un
repunte de los precios de sus obras en subasta y con la muestra que
hasta hace pocos días le dedicó el Centro Pompidou de París.
Su
legado como exponente del cinetismo ha cobrado vigencia en los últimos
años, asegura el crítico Perán Erminy. “Soto llevó lejos su
investigación sobre la vibración y el movimiento. Hizo obras
perdurables, inscritas en una corriente internacional muy amplia”,
indica.
Soto se formó en la Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas
de Caracas, ciudad donde expuso por primera vez. Su debut fue en el
Salón Oficial de Arte, en el que participó por siete ediciones
consecutivas. Después de su graduación, en 1947, trabajó en Maracaibo,
como director de la Escuela de Bellas Artes. Dos años después presentó
su primera individual en el Taller Libre de Arte, en la capital. Erminy
recuerda que el guayanés llegó a París en 1950, con una beca del
Gobierno venezolano. Según la biografía publicada en la página web
oficial del artista, cuando tenía 27 años de edad se alojó en un cuarto
en el hôtel De la Paix, 29, Quai d’Anjou, donde vivían Alejandro Otero y
Mercedes Pardo, Rubén Núñez, el propio Erminy y el poeta José Lira
Sosa.
En esa ciudad se reencontró con sus antiguos compañeros de
Los Disidentes. “Se reúnen en torno a Aimée Battistini, pintora oriunda
de Ciudad Bolívar y muy amiga de la madre de Soto, que había llegado a
París en 1928. Ella guía a los recién llegados en su descubrimiento del
arte moderno. Además, les da también apoyo moral y a veces material”, se
lee en el sitio web.
En esa estancia Soto desarrolla sus primeras
obras basadas en la repetición y la progresión y asiste a las
conferencias del Taller de Arte Abstracto. También entra en contacto con
Carmelo Arden Quin, máximo exponente del movimiento Madi y, a la
postre, responsable de la primera exposición del venezolano en Francia.
La muestra se tituló Espace-Lumière y tuvo lugar en la galería
Suzanne Michel. En la colectiva participaron Luis Guevara Moreno, Rubén
Núñez, Alejandro Otero, Mercedes Pardo y Jack Youngerman.
Cuando
se le acabó la beca, Soto no regresó al país sino que permaneció en
París, ciudad en la que se destacó en el oficio de guitarrista, que fue
su modus vivendi por algún tiempo. En 1955, participó en la exposición Le mouvement, organizada por la galerista Denise René, a quien había conocido un año antes junto con Victor Vasarely.
Allí exhibió, entre otras piezas, Metamorfosis, de 1954. El historiador y crítico Ariel Jiménez, autor del libro Conversaciones con Jesús Soto,
la describe como la primera en la que el artista logra producir
círculos de luz. “Que fuera precisamente con esa obra que se diera su
entrada ‘oficial’ en la historia del arte no deja de ser significativo y
profundamente revelador de la dimensión simbólica –metafísica– que
cobra la luz en su trabajo, y esto tanto en el plano personal como en el
plano de las necesidades simbólicas de muchos venezolanos”, escribió
Jiménez en 2005 en El Nacional.
La muestra en la que
también participaron Yaacov Agam, Jean Tinguely y Pol Bury es
considerada por los especialistas como la partida de nacimiento del arte
cinético, movimiento del que Soto fue precursor y al que luego se
uniría Carlos Cruz-Diez.
Soto pasó a la historia como creador de series emblemáticas. Sus Esferas, Cubos, Espirales y Vibraciones son dinámicas e irrepetibles. Lo mismo cabe decir de Penetrable, descrita por el periodista Edgar Alfonzo-Sierra como “una de las piezas más impresas en el imaginario nacional”.
“Creo
que es el artista venezolano que ha hecho las obras de más alta factura
más perdurables, además de que fue una de las cabezas más visibles de
un movimiento internacional. Por eso es que ahora en las últimas
subastas ha seguido subiendo su cotización”, dice Erminy en referencia
al hecho de que la pieza Grand Relation Bleu et Noir se vendiera el 30 de mayo en una puja de Sotheby’s por 485.000 dólares.
La
galerista Rosa Amelia Herrera explica que ello se debe a varias
razones. “La primera es que es una gran referencia a nivel mundial; la
segunda, no hay tanta obra suya en el mercado; y la tercera es que la
Fundación Soto hace un buen trabajo de autentificación. Él ha sido de
los creadores más internacionales que hemos tenido. En el futuro se
consolidará aún más”.
Tributo en Ciudad Bolívar
El Museo de Arte Moderno Jesús Soto, de Ciudad Bolívar, fue creado en
1973 por iniciativa del propio artista. El año pasado, la institución
fue tomada por la Gobernación. Aún conserva el nombre y parte de la
colección del creador. El museo le rinde tributo con la muestras Sotobosque de Jesús Quintero y Jesús Soto, construcción y sensibilidad, inauguradas el miércoles. En la capital no se anunciaron actividades. La última individual del creador fue Color sobre color,
en la galería Ascaso. Después de su muerte, en 2005, su obra pública
comenzó a ser recuperada. Pdvsa La Estancia financió la restauración de
la Esfera Caracas, pero el Estado aún no ha reparado las dos
esculturas que forman parte de la estación de Metro de Chacaíto, que
también fueron vandalizadas.
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